El Principio del Fin / Universidades Acampadas


En el seno de las metrópolis es donde el imperio puede caer. Todos los focos de emergencia, todas las insurrecciones capaces de poner en jaque al poder, tienen su origen ahí, donde no se puede ver de tanto mirar. Todo reside en eso: una ciudadanía que por momentos es capaz de reconocer la guerra civil en curso, aunque desvíe la mirada porque, de momento, “no estamos tan mal”. Pero a veces suceden oleajes de mayor calado, cuya envergadura difícilmente puede ser parada con unos cuantos matones uniformados y algunos fanáticos contratados por organizaciones fascistas para dar el cante mediático. Las universidades, a lo largo del globo, concentran las reivindicaciones ante lo insoportable de un genocidio que no parece tener fin. Nuestra rabia e impotencia ante la inacción y caradurismo de l_s dirigentes polític_s entregados a un plan propuesto por el más fuerte de la manada internacional. Pero ¿de qué nos extrañamos? ¿No ha sido prácticamente así desde hace ya bastante tiempo? ¿No hemos estado asumiendo y tragando infinidad de veces recortes en el sector público por privatizaciones de todo tipo? ¿No hemos tenido que atragantarnos con nuestras propias palabras empleando enormes cantidades de silencio ante una situación constante de precariedad y vulnerabilidad? ¿No es la peor de las libertades la que estamos viviendo desde hace años?


Oímos hablar de la última gota que colma el vaso, oímos que todo parece cada vez más insoportable, ¿Llegará? ¿Habrá un momento en el que estemos ya tan cansados que no nos quede otra que unirnos? ¿Qué nos queda ante esa gota que nunca llega?